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Pink
Málaga

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Ateneo de Málaga

Imagen: Detalle de una pieza de Evelyne Rigaud

Del 19 de enero al 8 de marzo de 2024

 

PINK. O el desafío de Evelyne

La fuerza en la obra de Evelyne Rigaud (1990, Bordeaux, Francia) radica en la manera en que desafía sus mayores pesadillas. Y lo hace confrontando emociones que, en principio, parecen discordantes. Como ella misma, sus obras se mueven entre la pasión y el equilibrio, entre lo suave y lo duro, entre lo vulnerable y lo fuerte.
Formada en Management y Marketing en Francia y Alemania, la impronta de estos estudios se aprecia en su interés por el uso de formas geométricas simples, que comunican una idea de forma fácil y directa. Pero cuando observamos sus cuadros, ese equilibrio choca frontalmente con la energía de los colores vivos y contundentes, contrapesando la sencillez que producen los primeros, con la inestabilidad de los segundos, provocando en el espectador una atención total centrada en las emociones que está sintiendo.

Sentir, emocionarse, revelarse... preguntarse cosas. Esa es la intención de Rigaud en cada uno de los proyectos que acomete, tanto para con ella misma, como para motivar con su obra al espectador. Necesita enfrentarse a sus demonios a la par que denuncia las desigualdades de una sociedad que no comprende y un sistema de normas al que se enfrenta desde niña.

Por ello PINK es un desafío con el que se ha retado a si misma, pintado hasta la saciedad con un color que detesta por su significado, por todo lo que representa: desigualdad, estereotipos, un mundo separado en dos (rosa para las niñas, azul para los niños), el color de las niñas, de las princesas.

A su vez, reta al público. Al estar en una sala rodeado/a de rosa por todas partes, éste deberá enfrenarse a los significados que representa ese color, a descubrir su propia mochila personal que arrastra desde niño/a y a las diferencias sociales que le trasmite.
Y todo ese mundo color rosa se nos representa encerrado en cuadrados. Esta forma geométrica simple tiene un significado especial para nuestra artista. El cuadrado le da tranquilidad y le trasmite equilibrio... como a todo el mundo. Pero para ella, además, le produce al mismo tiempo un gran desasosiego, pues le recuerda a las cajas con etiquetas en las que nos encierran la sociedad y sus prejuicios.

De nuevo encontramos la contraposición, la lucha entre extremos de una fina cuerda floja. Evelyne Rigaud explora los límites emocionales como un equilibrista, con la misma energía que usa para explorar sus límites físicos y mentales en sus performances, que por cierto, también podemos ver en la exposición gracias al audiovisual.

Texto de Victoria Abón


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